"Vida mía",
por la Orquesta de Osvaldo Fresedo,
con Dizzy Gillespie.
Tango de 1933 (Música: Osvaldo Fresedo - Letra: Emilio Fresedo).
Grabado, en vivo, en 1956, en el Night Club Rendez Vous Porteño.
Video realizado con imágenes de momentos,
situaciones y viajes entre los tours Tango DJ:
Europa Asia 2007 - 2012.
-"Vida mía" también fue el nombre de la milonga que organicé,
con un querido amigo, por el 2004 y 2005, en Buenos Aires.
Algunos memoriosos yo sé que la recuerdan,
sobre todo la organizada frente al Río de la Plata.
"¿Qué los llevó a tocar juntos?
Contra lo que pueda suponerse, el encuentro no fue un capricho
de dos músicos célebres deseosos de entremezclar
sus nombres en la historia.
Hay otros datos que quizás ayuden a comprender mejor las motivaciones
de una y otra parte.
Ya en 1920, junto a Enrique Delfino y Tito Roccatagliata,
Fresedo viajó a los Estados Unidos, donde grabó varios tangos
y escuchó mucho jazz melódico al estilo Paul Whiteman.
De regreso en Buenos Aires, frecuentó las partituras de George Gershwin,
a la vez que grabó, con su orquesta típica más algunos pistones (trompetas), unos cuantos fox-trots, two-steps y cosas por el estilo.
Fresedo nunca fue indiferente al jazz, o al menos a lo que él entendía
por jazz.Por parte de Gillespie, el interés por la música latinoamericana
-con toda la vaguedad de esa categoría- venía manifestándose
desde mediados de los 40, con los trabajos con percusionistas cubanos.
Gillespie llegó a Buenos Aires con su formidable big band en julio de 1956,
para brindar una serie de conciertos en el teatro Casino de la calle Maipú.
No tenía mucha información sobre la música popular del país receptor,
pero su espíritu inquieto le aconsejó tutearse con las tradiciones porteñas. Aprendió a tomar mate, disfrutó de unos cuantos asados y, lógicamente,
pidió escuchar tangos. Su glotonería musical no conocía límites.
Todo le interesaba: un instrumento del Magreb, un tambor africano
no mediatizado por la cultura americana, las congas de Machito... y,
desde luego, el tango argentino.
Sin reparar en las luchas entre tradicionalistas y modernistas
que sacudían el jazz de los años 40 y 50, el encuentro Fresedo-Gillespie
tuvo el encanto de los auténticos diálogos culturales.
Hubo una actitud desinteresada de escuchar al otro
sin abandonar lo propio, en un tiempo en el que aún
se cuidaban celosamente las identidades de cada género musical.
Y eso no fue todo. Aquella cita en Rendez Vous
tendría una derivación indirecta:
el contacto de Gillespie con un joven músico de jazz
que solía frecuentar la boite de Fresedo.
El joven se llamaba Lalo Schifrin,
dirigía la mejor orquesta de jazz de la Argentina
y años más tarde trabajaría como pianista y arreglador
del conjunto de Gillespie.
Felices coincidencias, en el tiempo y en el espacio.
Las grabaciones rescatadas trasuntan la alegría con la que músicos
y oyentes se entregaron a un verdadero concierto para trompeta
y orquesta de tango.
En un juego doble, el oyente de hoy percibe
la atención sorprendida del oyente de 1956.
Las entradas de Gillespie, los matices de la orquesta,
los breves pasajes solistas del piano, la casi imperceptible actuación
de los bandoneones: hay algo ficcional y bizarro en esas grabaciones, verdadero diario de viaje de un explorador que,
sin otra arma que su trompeta, visitó el país del tango..."
Fuente: Diario "Clarín"
Fragmento de un texto de Sergio Pujol
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