sábado, 7 de octubre de 2017

"El adiós" es un tango hermoso, 
por donde se lo mire, 
por donde se lo escuche, por donde se lo baile. 

Cuenta con diferentes versiones, suceptibles al panorama 
y a la diversidad de visiones y sensibilidades tangueras y/o milongueras. 
Para mí representa muchas cosas y me recuerda personas 
y lugares que pasaron y que, en algunos casos, 
se detuvieron en mi vida. 

La primera de las versiones con la que musicalicé
 fue la de Edgardo Donato, en los tiempos que existía sólo un cd, 
del sello "El Bandoneón", que era importado 
y que costaba 20 pesos argentinos. 
Era en los años '90, cuando 1 peso argentino ( $1 ) 
equivalía a un dólar americano ( 1 U$S ). 
Después del 2001 ese cd siguió costando sus 20 U$S, 
que en la cotización en pesos pasó a ser mucho más caro. 

Hay otra versión maravillosa de Osvaldo Pugliese, 
de esas que se escuchaban y se bailaban en aquellos tiempos
 del Salón Canning o La Nacional, cuando quedaba poca gente 
y se bajaba la intensidad de las luces, para bailarlo,
 en una tanda de esas que provocan un abrazo
 del cual es difícil regresar a la mesa y a las cosas. 

Ya pasaron varios años desde entonces 
y hace tiempo que no me pierdo en un abrazo de esos. 

La versión que lleva el sello de Francisco Canaro, 
es maravillosa, como lo son sus otras versiones. 
No es una que escuche, ni con la que musicalice tanto,
 ya que son tan infinitas la posibilidades con esta Gran Orquesta, 
que generalmente acudo a otras bellísimas versiones, 
de otras composiciones, para proponer una tanda de "Pirincho".

 Y por último me referiré a la versión que escuchamos, 
que es la del gran cantor Ángel Vargas, 
conocido como el "Ruiseñor de las calles porteñas", 
en su etapa solista.
 Un genial bailarín, que acudía siempre a las milongas 
de Buenos Aires, en aquellos años, entre 2000 y 2005, 
me pedía siempre este tango. 
Yo lo admiraba mucho y cada vez que él me pedía un tango 
o me aconsejaba algo, como así las noches
 en las que lo encontraba, yo lo sentía como un privilegio, 
más aún si él me decía que en su mesa había una silla para mí...
 Era un fuera de serie. Un caballero. Un Hidalgo. 
Yo lo recuerdo y lo extraño mucho. 
Hizo exhibiciones en ese tiempo con este tango. 
Estoy seguro que este tango representará mucho para todos. 
No perdamos la oportunidad de escucharlo o de bailarlo. 

El video otra vez lo hice con fotos que tomé prestadas de internet.


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